"………Reconocer a la realidad significa algo mas que conocerla. Exige saber ubicarse en el momento histórico que se vive, el cual es una forma de asombro que obliga a colocarse en un umbral desde el cual poder mirar, no solamente para contemplar sino también para actuar; la utopía, antes que nada, es la tensión del presente…"
Hugo Zemelman
domingo, octubre 01, 2006

Historia y música




Hacer música ¿Por qué? ¿Para que? Hacer música es hacer historia Querer remontar la mirada hacia atrás, no para quedarnos ahí sino para tomar el impulso necesario para poder avanzar. A nuestros hombres y mujeres que en otro tiempo dieron lo mejor de si para lograr el sueño de una sociedad más igualitaria, vale la pena recordarlos, no desde la discordia sino desde la alegría, desde el compromiso, de lo humano que es ser radical y querer derribar las añosas estructuras del poder en beneficio de pocos. Como Víctor, cuando en su declaración de principios nos decía "yo no canto por cantar ni por tener buena voz"Lo que marca la diferencia entre un sujeto y un objeto es precisamente la capacidad de poder transformar su presente, su propio contexto, no su admiración por el pasado o su sola afiliación a un proyecto en particular, nuestros héroes lo son precisamente por actuar de manera necesaria cuando la situación lo requería. La dictadura militar símbolo de oscuridad y represión provocó hirientes llagas en el país, no solo por el asesinato, desaparición y tortura, no solo por el modelo económico que ha dejado en situación cada vez mas precaria la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas, sino también porque hirió profundamente el tejido social, instalando la desconfianza, el individualismo, y el temor permanente a nosotros mismos. Seguramente recordaran en medio de la dictadura a Pablo Milanes cuando prometía volver a pisar las calles de Santiago liberado.Las formas de resistencia en los momentos mas difíciles generaron un hito importante ratificando la convicción de que el presente de cada generación es su desafío, el arte, la marcha, la olla común, fueron símbolos de la rebeldía y resistencia. La calle se transformo en el lugar de reunión, en el medio de comunicación, en la prolongación del hogar, la calle se hizo verdaderamente publica. El mural, la protesta, o la esquina simplemente, eran los medios de vinculación. No pocos deben recordar a los Neumáticos en Llamas cuando en Concepción convocaban a hacer el amor en la barricada.El retorno de los gobiernos civiles nos hizo retornar también a nuestras casas. Y por otro lado incorporó nuevos mecanismos de reivindicación como el mesianismo y el apitutamiento político, los noventa fueron tiempos de reposicionamiento, para bien o para mal. La transición se transformó en transacción y para algunos el venceremos se retituló ahora venderemos. Otros buscaron aferrase a algún referente que mantuviera a flote el grito de descontento. Fueron los trabajadores, los estudiantes, los pobladores – igual que antes- los que volvieron a recrear su entorno. Los hijos del golpe empezaron tímidamente a golpear, mientras tanto León Gieco advertía… que nos dirán por no pensar lo mismo ahora que no existe el comunismo.En la actualidad siguen los mismos problemas de hace cuarenta años, tal vez en algunos casos con nuevos rostros. El imperialismo se transformó en globalización, el marxista como dice Cabral se recicló en ecologista y la pequeña tribu sigue luchando contra la gran aldea.La historia no se acaba, ni tampoco es cíclica, simplemente somos nosotros mismos quienes debemos escribir la letra de la canción que cantaremos hoy.
* Joel Díaz primavera de 2005.

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