"………Reconocer a la realidad significa algo mas que conocerla. Exige saber ubicarse en el momento histórico que se vive, el cual es una forma de asombro que obliga a colocarse en un umbral desde el cual poder mirar, no solamente para contemplar sino también para actuar; la utopía, antes que nada, es la tensión del presente…"
Hugo Zemelman
CIRCO DE UNA NOCHE DE VERANO. GRABADO DE MARIA PAVES
Por Joel Diaz

“...La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado. Pero quizá no es menos vano agotarse en la comprensión del pasado si no se sabe nada del presente...”
M. Bloch



La historia en una concepción amplia, se plantea desde variadas perspectivas. No sólo los historiadores debaten y recurren a ella. Sino también es una herramienta pública, la cual puede activarse de acuerdo a los intereses específicos de quienes la precisan.
Desde el nacimiento de las primeras civilizaciones se instaura una noción, tanto del conocimiento en general y de la historia en específico, como clave para el desenvolvimiento de las comunidades humanas. La historia como fuente de conocimiento profundo de la realidad, representaba saber y poder. Estos dos conceptos íntimamente ligados generaban una articulación pasado-presente-futuro. En algunos casos este saber fue asimilado de manera colectiva, como también en otros aparecía como una prerrogativa exclusiva de ciertos hombres, así pues, el conocimiento sobre la naturaleza permitió el dominio (relativo) sobre esta generando la norma (también relativa) concerniente. De este modo inclusive se pretendía dar las lecciones para que no se cometiesen los mismos errores del pasado, algo así como evitar tropezar con la misma piedra y al mismo tiempo, poner en relieve hombres y situaciones las cuales “merecerían” ser destacadas.
Al ser la historia entonces considerada una fuente de poder tal cual las armas o la religión, se instaló inmediatamente la controversia sobre ella, esto muchos años antes de que se iniciara el debate sobre su carácter científico. Pues bien, como consecuencia de ello hasta el día de hoy, más que el carácter científico, lo que ha perdurado es esta concepción de historia como principio de sabiduría llegando muchas veces a reducirse a la categoría de argumento .
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A partir de las concepciones modernas de historia esta va a ir paulatinamente asumiendo utilidades diversas, al punto de generarse sesiones especiales de algún criollo parlamento para resolver efectivamente lo que en realidad sucedió. Sin dudas lo que se busca es que la historia considerada herramienta al igual que el conocimiento, influya sobre el presente, aunque la mayoría de las veces es reducida a simples expresiones políticas. Esta reducción producto de la utilización de la historia ha sido propia de las luchas ideológicas del siglo XX, las que con el paso de los años nos han llevado a enajenar y distanciar al ciudadano corriente de una identificación con su momento histórico o su percepción histórica. La historicidad ha sido forzada propósito, con el fin de consolidar sistemas jerárquicos de dominación, los cuales muchas veces han minimizado el estudio y análisis de la realidad a una perspectiva remota no solo en el tiempo sino también en el sentido de pertenencia.
Sin duda que el marxismo representa un modelo de análisis de la sociedad el cual ha contado a su haber con certezas incuestionables. Además la perspectiva que establece en términos de sacar al hombre de la reducida visión del momento presente en el que vive y vincularlo a su pasado y futuro, asigna peso a la existencia humana colocando al hombre en una posición fundamental y estratégica como hacedor de su propia realidad y llevándolo a la a la constante contrastación con su esencia humana y material. Así es como Marx señalaba que: “ser radical es ver al hombre desde la raíz, y la raíz del hombre es el hombre mismo” todo esto era tratado de validarse mediante una lógica científica muchas veces rebuscada, pero también directa en muchos casos. El hombre bajo esta concepción tenía la responsabilidad de transformar su entorno en todas las dimensiones a partir de una perspectiva materialista. Esto último es recogido en el análisis de Zemelmann quien trata de explicar de que manera el pensamiento histórico se debe asimilar a la realidad de manera que el análisis social se constituya siempre en una análisis del presente.
Para Marx el análisis del presente y así también para Zemelmann, (quien más que dar a entender una renovación del marxismo, muestra una reafirmación de este) se debe partir de la base de una articulación de la realidad, producto de varios elementos. En primer lugar el supuesto que toda realidad comprende una práxis entre dos dimensiones: por una parte la teórica; esta estructura teórica por si sola no basta ya que esta siempre son “acabadas”, es decir, definidas, en cambio la realidad es mutante e imprevisible. El punto de contraste de esta estructura teórica lo comprende la dimensión empírica.
Estos dos polos van a estar mediatizados por una serie de variables entrecruzadas a partir de ambas, así pues esta mediación entre conocimiento acumulado en estructuras teóricas y la alternativa de práxis va a constituir diferentes coyunturas, de la secuencia de estas coyunturas se vinculan los periodos y diferentes procesos. Zemelmann define el proceso histórico como una secuencia de coyunturas en las cuales operan las práxis sociales. De este modo la realidad va a operar de acuerdo a estas dos dimensiones, una coyuntural y otra de periodo, a partir de ello surgen dos clases de fenomenos, a saber: estructurales y coyunturales. En lo coyuntural se sitúan los fenómenos que activan los procesos que se despliegan en el periodo, ejemplo de esto seria algún hecho de carácter político, los cuales obedecen a movimientos intracíclicos según el autor, en cambio los estructurales, están vinculados con procesos desplegados a largo plazo como los económicos o culturales.
De este modo y ante la necesidad que tiene el conocimiento de influir sobre el conocimiento a corto plazo surge lo político como fundamental y consecuente con ello la idea de transformación de la realidad; el Proyecto político cobra relevancia y genera un carácter de perspectiva hacia el futuro. Esta perspectiva –política- de conocimiento se funda en la idea que toda realidad social es una construcción viable, por tanto el rol del hombre considerado sujeto histórico adquiere carácter esencial, como así también su conciencia del presente y de su proyección futura.
Este proyecto político actuaría sobre la realidad a partir de su carácter coyuntural, operando de manera perpendicular a lo estructural como secuencia de puntos ubicados en este, de ahí el carácter de inalienable de la posibilidad humana de construir proyecto social.
Sin embargo lo anterior, se asume la dificultad que existe para delimitar el conocimiento social, según Zemelmann los limites y compartimentos entre las diferentes disciplinas de análisis social limitan las posibilidades de influir sobre la realidad, a pesar de lo cual el conocimiento debe influir sobre la realidad, modificando y enriqueciendo los contenidos del hacer, de esto el autor consigna la siguiente sentencia: .”...El objetivo final...(del conocimiento..) ..es construir una dirección histórica viable...” es aquí donde el proyecto político se asume como primordial ya que innegablemente “...la realidad por tanto se construye y se conquista...”.
A partir de este modelo de análisis y critica de la realidad se puede observar lo alejado que se encuentra en la actualidad la posibilidad de una construcción histórica que considere la diversidad. Al contrario lo que si se puede contemplar con facilidad es un ordenamiento social y político basado en la dominación. A pesar de que algunos autores plantean esta condición de dominación humana como ontológica e inherente al ser humano, la repercusión de esta en la acción presente y práctica, elimina cualquier posibilidad de pensar y actuar de manera diferente a lo establecido por el sistema imperante. Para ejemplificar esto último simplemente vele observar los últimos acontecimientos internacionales en donde Estados Unidos prácticamente ha obligado al resto del mundo a alinearse a su favor, bajo la amenaza de que: de no ser así se está en su contra. La manipulación de la realidad lleva a países como el nuestro a sentirse completamente identificado con el ideario norteamericano, los noticiarios prácticamente han satanizado al mundo musulmán y lo que es más en los últimos discursos del presidente de Estados Unidos el señala que ellos(EE.UU.) no han iniciado la violencia, EE.UU. estaría según Bush reaccionando ante la agresión violenta e injustificada de países envidiosos de la libertad. Ese discurso al parecer lo comparten la mayoría en el mundo occidental, dictándose a partir de las jerarquías los juicios valóricos posibles, negándose además toda posibilidad de autocrítica, es aquí donde bien se puede aplicar la máxima de quien siembra viento cosecha tempestades. Más aun, que todo lo que el hombre construye tarde o temprano se verá reflejado. En esa misma óptica, la perspectiva del pasado no puede ser vista como algo distante sino que, precisamente nosotros somos fruto de ese pasado remoto y/o reciente, o siguiendo la máxima, nuestra sociedad actual es cosecha de lo sembrado en el pasado reciente y remoto. A saber: nuestra sociedad es una construcción permanente, a partir de la construcción misma del pensamiento y la acción en torno del conocimiento que se tiene sobra la realidad misma.
Es por ello fundamental recuperar no solo la dimensión política que del conocimiento se tiene sino también aquella de carácter estructural-cultural. Dicha recuperación no se puede dar exclusivamente en el plano de las ideas o en el de la acción, sino en la simbiosis producto de ambas y lo que Marx y Zemelmann plantean es que no se puede reducir el análisis de la realidad mediante una lectura causa-efecto o de líneas de progreso y/o evolutivas sino aplicando las mismas escalas y niveles diferentes de estructuración de la realidad, considerando y discriminado aquellos hechos y puntos de carácter coyuntural de corto alcance, pero no por ello intrascendentes, de los de largo aliento, y a su vez las huellas que cada uno de ellos va dejando en las sociedades humanas. Esta impronta hace que la realidad sea un constante cambio, la impronta de cada época histórica agrega un plus diferente y un contexto social en permanente cambio. Es en este punto donde encajan las ideas de Tussel y su noción de la historia del presente como el derecho de cada generación a construir o por lo menos a revisar su propio pasado.
Como Tussel señala la historia por un defecto de omisión mas que de acción tiende a identificarse con la certidumbre del conocimiento seguro. A este respecto cabe mencionar que muchos investigadores e intelectuales gozan de una posición privilegiada dada por esta entelequia llamada objetividad científica, lo que hace que el escritorio del intelectual se transforme en un bunquer, el cual lo protege del desarrollo de los hechos del presente, de manera de conservar su aventajada posición, no obstante las transformaciones sociales que se puedan estar produciendo.
Vemos como en tiempos de represión en el caso chileno se prohibió hacer historia presente debiendo obligatoriamente dirigir la mirada a espacios y tiempos lejanos, so temor de perder hasta la vida. Ante ello Tussel hace una afirmación ante la cual, es muy importante asumir el peso de sus consecuencias: esto es que “.. a diferencia del historiador que trabaja sobre otros periodos cronológicos más remotos. El que lo hace acerca del tiempo presente parte de la real incapacidad de llegar a descubrir el final de los acontecimientos que narra...”. Si analizamos todas estas dificultades o más bien dicho riesgos que el investigador corre al querer revisar su tiempo presente podemos concluir que es mucho más cómodo marcar el paso y hacer estudios acerca de realidades anquilosadas e inverosímiles. Ya que definitivamente el estudio de la realidad humana involucra el tomar partido a pesar de la objetividad.
Finalmente cabe señalar que todo análisis social en función del pensamiento histórico es análisis del presente como del mismo modo no se puede deshumanizar la realidad, la evasión de la investigación histórica no solamente es hacia el pasado sino que muchas veces también se hace en términos espaciales, es decir vale más(o conviene mas) ver la crisis en argentina que en nuestro país, ya que al hacerlo en chile uno puede tener que necesariamente entender reivindicaciones como la del pueblo Mapuche. En definitiva todo ser humano tiene una responsabilidad individual y colectiva, un derecho que es tan básico como el del alimento, esto es el derecho de construir su propia historia quiéralo o no.


Joel Díaz Acevedo

3 comentarios:

Unknown dijo...

Buena joel gracias por la musica y este espacio.... de la tristeza de la despedida del angelito surgio una hermosa flor y ademas campesinoblusera.
estamos en conversacion. victor moris

Anónimo dijo...

Joel:
no sólose sataniza a los musulmanes. No está demás citar cómo tratan a cualquiera que se rebele contra lo establecido: los presos políticos catalogados de terroristas, incluyendo a los Mapuche.
He tenido algunas reuniones de "carrera" (pega) en las que los directore deciden cerrar porque no hay suficientes alumnos....el punto es que no son rentables las carreras que permiten reflexionar sobre nosotros, presente o pasado.
Ojalá haya más espacios como éste.
No dejen de enviarme sus mensajes, por fa!
Y los pescados fritos de la Tita son los días...???????

Anónimo dijo...

Joel:
el último comentario es mío....
Valeria Frindt